El porcelanato es una masa uniforme a la que se le adhiere color y se la puede confeccionar en distintas terminaciones: lisa, rugosa o con textura. Su proceso de cocción a altas temperaturas los hace sumamente resistentes y su terminación permite un fácil mantenimiento y limpieza. Como suelen estar esmaltados -mate, brillante y satinado- son sumamente impermeables y por lo tanto ideales para baños y cocinas. Algo a tener en cuenta es que no absorben grasa ni humedad.
El cerámico, en cambio, es una pieza conformada de una mezcla en arcilla y agua, sometida a cocción y de terminación porosa. Algunas poseen una capa de esmalte, otorgándole una terminación lisa y suave al tacto, además de mayor resistencia a los golpes y las manchas.
Las cerámicas y porcelanatos que se utilizan en el piso son más pesados y duraderos que las que se utilizan en las paredes y otras superficies, pues deben soportar el impacto de las pisadas y el peso de los muebles.
A favor: Los cerámicos y porcelanatos proveen resistencia, practicidad en el mantenimiento y estética. Son completamente impermeables. Existen infinidad de variantes y tipos para adecuar a diferentes ambientes, usos y estilos.
En contra: Pese a su gran resistencia, sufren el desgaste y pierden el color en lugares muy transitados.
Fuente: Blog deotrotiempo.com.ar